Las bicicletas existen desde hace más de dos siglos. Aunque sus fundamentos no han cambiado, los numerosos fabricantes de todo el mundo mantienen un compromiso inquebrantable con la innovación y la iteración. Las bicicletas de carretera son cada vez más rápidas y ligeras, mientras que las de montaña tienen más aire y absorben mejor los impactos. Pero la innovación no siempre consiste en maximizar el rendimiento... a veces se trata simplemente de divertirse.
Bajo la sombrilla de las bicicletas se encuentra la siempre icónica beach-cruiser. Las beach-cruiser se caracterizan por su estilo y elegancia, al tiempo que ofrecen un medio de transporte fiable y eficaz tanto a adultos como a niños. Influenciados por el estilo de vida playero y surfero del sur de California, los alemanes Benno Baenziger y Jeano Erforth fundaron Electra en 1993 para reinventar esta bicicleta clásica e introducir a una nueva generación en el placer de navegar.
Electra se "inspira en el arte de nuestra cultura y en los detalles que nos rodean". Empezaron la empresa con la idea de que siempre podían hacerlo mejor, porque la innovación es lo que en última instancia nos diferencia". Con las costas arenosas y las olas del océano como telón de fondo, su interés por reducir la contaminación oceánica era una sinergia obvia con toda su mentalidad y enfoque.
Ahora que forma parte de la familia de bicicletas Trek, la marca está dispuesta a sacudir aún más las cosas. Comprometida desde hace tiempo con la protección del medio ambiente, Electra va ahora más allá al asociarse con Next Wave Plastics y Oceanworks para utilizar plástico reciclado del océano en una gran variedad de piezas y accesorios.
Contando la historia del plástico oceánico
Electra decidió centrarse en el plástico marino para su beach cruiser. Esta categoría de plástico oceánico, que se define como los residuos de plástico recogidos en un radio de 50 km de la costa, es fundamental para resolver la crisis y encaja perfectamente con el espíritu playero de la marca. Como marca que propugna un estilo de vida costero, la empresa conectó con la importancia de mantener las playas, las costas y las zonas vecinas libres de residuos plásticos, ya que afectan a todo el ecosistema.
Tanto las marcas como los consumidores se sorprenden -y a veces se decepcionan- de que el "plástico oceánico" no sea exclusivamente plástico extraído literalmente del océano, sino más bien una mezcla de estos materiales junto con plástico terrestre que corre el riesgo inminente de entrar en los océanos y el medio ambiente, convirtiéndose pronto en parte del proverbial tsunami de plástico que inunda nuestro planeta. Aunque retirar el plástico del océano es un componente esencial para proteger y reparar las aguas del planeta, es igual de importante evitar que más plástico llegue hasta allí.
Electra se sintió identificada con este relato y quiso -y consiguió- articular esta historia más matizada como parte de los beneficios medioambientales y sociales de su innovador uso del plástico oceánico.
¡Qué mejor manera de llevárselo todo a casa que convertir el plástico destinado a contaminar la playa en un producto que la gente utiliza para llegar a ella y disfrutar de la belleza natural que está ayudando a preservar!
El desafío
Electra tenía planes ambiciosos para incorporar plástico procedente de los océanos a sus procesos de fabricación, con la vista puesta en los accesorios (y los accesorios son una parte importante de la cultura de las bicicletas de crucero). La variedad y el volumen de este empeño exigían una gran cantidad de material para ponerlo a punto y producirlo a escala.
Electra necesitaba una fuente fiable de material auténtico que estuviera a la altura de sus necesidades. Necesitaban resinas capaces de trabajar con su exigente proceso de moldeo por inyección y un flujo constante de capacidad para satisfacer la demanda.
El proceso
El equipo se centró primero en un elemento fundamental del estilo de vida de las beach cruisers: llevar en la bicicleta todo lo necesario para un día de playa. Las carreteras llanas de la costa y la posibilidad de encontrar siempre un sitio para aparcar hacen de las beach cruisers un medio de transporte especialmente atractivo para pasar un día junto a las olas.
Así surgió la inspiración para la Plasket, que sería el accesorio de plástico marino insignia de Electra. Electra ya era el principal proveedor de cestas para bicicletas a distribuidores independientes, por lo que este producto tendría un alcance mucho mayor que la línea de cruceros y bicicletas eléctricas de Electra.
Esta bolsa se fija, mediante un soporte incluido, al manillar de la bicicleta o al portaequipajes trasero y es lo suficientemente versátil como para poder llevarla cómodamente a mano una vez que se acaba el asfalto y llega la arena. Desde burritos y bebidas frías hasta sombreros, toallas y crema solar, los ciclistas pueden llevar consigo lo que necesiten y llevárselo a casa cuando hayan terminado. También es práctico para ir de compras rápidamente o llevar cosas a casa de un amigo.
Siguiendo las huellas de otros productos desarrollados con éxito con la empresa local Medway Plastics, se sugirió el material Oceanworks como una opción perfecta para esta bolsa que se está desarrollando.
Resultados
Electra presentó la Plasket en 2021 en cuatro divertidos colores (naranja guayaba, blanco concha, gris lunar y verde menta) y fue recibida con críticas estelares por su estilo, funcionalidad y capacidad de transporte de 27 litros con una tolerancia de peso de 11 libras. Se ha posicionado como una gran compra de verano para los ciclistas que buscan sacar el máximo partido a sus paseos al tiempo que hacen un gran favor al planeta.
Utilizando el eslogan "Lleva más. Deja menos", la campaña de marketing se centra en dos elementos clave de la Plasket: su versatilidad como accesorio divertido y moderno para la bicicleta y su importante impacto medioambiental. Cada Plasket se fabrica con medio kilo de plástico reciclado procedente de los océanos, y los beneficios medioambientales de ello se acumulan rápidamente. La producción inicial ahorra 3.645 pies cúbicos de espacio en vertederos y 2,2 toneladas de emisiones de CO₂.